martes, 8 de octubre de 2013

Chuitinamit: Un paraíso en la tierra


Colaboración: Karla Gutiérrez

Luego de visitar el colorido mercado artesanal de Santiago Atitlán, en el que abundan las obras de los lugareños (quienes poseen vastos talentos, que afloran por medio de las esculturas en madera, bordados, pinturas y bisutería), no hay nada mejor que un paseo por el bello Lago, a bordo de un cayuco.

En estas rústicas pero llamativas embarcaciones locales, los visitantes pueden transportarse tranquila y relajadamente hacia el sitio arqueológico Chuitinamit, mientras, inclusive, interactúan con los locales encargados de remar, quienes amablemente muestran su arte y comparten las leyendas existentes en torno al enigmático cuerpo lacustre.

Luego de desembarcar, es preciso transitar por un sendero  que conduce hacia el cerro en el  que se pueden apreciar los vestigios de la ciudad que los antepasados de los actuales habitantes (Tzutujiles) dejaron como evidencia de sus costumbres, rituales y creencias.

Con gran respeto y  con muchas ganas de compartir su cultura con los turistas, los nativos cuidan y explican cada uno de los monumentos y montículos presentes en el lugar. Entre ellos se pueden apreciar los rostros de algunas deidades, tallados en piedra; restos de vasijas y herramientas de obsidiana,  y un calendario, así como la ruina de lo que se presume sería el palacio de uno de sus últimos gobernantes.

Este sitio, rodeado de una extensa vegetación, es ideal para aquellos que desean escapar del estrés y el bullicio de la urbe, pues propicia la relajación, el esparcimiento y la convivencia con plantas y animales de diferentes especies, como las ardillas, que pueden apreciarse desde cerca, mientras saltan entre los árboles frutales.

Cabe mencionar que desde ese sitio se puede apreciar la enorme magnitud del Lago, pues por su ubicación permite observar toda la maravilla y  encanto que envuelven a esta belleza natural y  sus alrededores.

Nicolás Sicay, un joven de 24 años que se dedica desde hace 5 a ser guía de turistas, hace notar su amor por el pueblo que lo vio nacer y por la inmensa riqueza natural, gastronómica y cultural de la que se encuentra rodeado, al expresar: “Muchos dicen que el paraíso está en el cielo, pero para mí este es el paraíso en la tierra”. Ninguna frase podría describir mejor el área visitada… 











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